Llenazo ayer en la Sala Heineken para ver a los Raveonettes. Y parece que había tantas ganas para ver a este "dúo" danés, que cuando entramos para ver a los Black Box Revelation, la sala estaba ya a tope y el pedir algo en las pequeñas y carisísimas barras era misión imposible (además de encontrar un sitio medio decente para poder ver algo).
Y es que después de la pertinente visita al myspace de este dúo belga nos apetecía mucho verles. Dúo garajero, sucio, ruidoso... Un verdadero descubrimiento. Incréible lo que se puede llegar a hacer con una guitarra y una bateria. Y obviamente no es ninguna novedad. Cualquiera que haya visto a los White Stripes en directo, tiene muy claro lo que se puede hacer. Pero no por poco novedoso, deja de ser realmente alucinante
Disfrutamos muchísimo con los BBR, aunque no creo poder decir lo mismo del resto del público. Y creo que en algún momento hasta ellos se mosquearon. El respetable se mantuvo totalmente impasible ante los riffs que salían del par de guitarrones que utilizó Jan, impasible ante el derroche de energía de Dries a la batería, e incluso de las miradas desafiantes que Jan echaba al público como esperando unas palmas o un pequeño movimiento en los perfectos flequillos de los que estaban por allí. Y es lo que tiene ser un dúo, y tocar como dúo, que no tienes manos ni para pedir unas palmas... Creo que realmente se fueron cabreados, porque especialmente en la última canción mientras se Jan se marcaba un riff de mucho cuidado subiéndose a la plataforma de los altavoces, casi nadie se inmutó... Curioso, aunque luego creo que entendí el porqué
En definitiva, si os gustan las guitarras sucias y pesadas, el rock acelerado, y el ruido, no dejéis de escuchar a estos chicos
Y después de una larguísima y exhaustiva prueba de sonido (al menos amenizada por el técnico que demostró sus dotes musicales al respetable) salieron los Raveonettes al escenario. Primera sorpresa de la noche, el dúo se ha convertido en cuarteto. Segunda sorpresa de la noche, la batería se ha quedado reducida a su mínima expresión (unos platillos, un tambor y un tom) y encima han decidido dejar al batera de pie. Tercera sorpresa de la noche, las lentejuelas son garajeras, y es que Sharin se desmarcó del desaliñamiento controlado de sus compañeros con un atuendo más propio de una fiesta pija.
Los Raveonettes siempre me han parecido muy sexys. Esos juegos de voces, ese rollo que tenían al principio tan rockero, ese rollo dúo... No sé, eso es lo que me trasmitían sus primeros discos. Pero claramente, los Raveonettes ahora son otros. Está claro que ya tocan temas de más de 3 minutos y 3 acordes, e incluso en diferentes escalas. Pero al garaje, y al noise, también han incorporado temas demasiado pop para mi gusto
Y es que ayer estuvieron brillantes cuando tocaron sus temas antiguos. Espectaculares cuando se metieron hasta el cuello en sus canciones más noise con Sharin a lo Kim Gordon pija. Pero es que en sus últimos dos discos se han dado un poco al pop comercial, y ahí es donde a mí ya me dejan de gustar
Pero claro, el resto del público no piensa lo mismo. El momento más coreado de la noche fue Last Dance, una canción simplona y ñoña de su último disco In and Out of Control que fue la que despertó a muchos del alergatamiento en el que parecían estar. Y es que en esa parte más pop del concierto, cada vez se me parecían más a Roxette
Pero fue temporal. Volvieron a sus raices y se quedaron como dúo. Luego fueron recuperando poco a poco su formación de cuarteto, y volvieron a sacar los colmillos. Y en esos momentos siempre me asalta la duda. Yo tengo la percepción de que ellos están disfrutando más de esas partes, es real, o soy yo que me gusta más y quiero pensarlo. Me ha dado la sensación con unos cuantos grupos que han ido "suavizando" un poco su música... No sé. Desde luego los últimos discos de los Raveonettes se parecen poco a los primeros, pero yo ayer me fuí con la sensación de que ellos disfrutan más tocando Attack of the Ghost Riders que la ya mencionada Last Dance
En todo caso gran noche de rock la que vivimos ayer. Gran descubrimiento los BBR, espectacular concierto de los Raveonettes (obviando el tercio ñoño del concierto), y la confirmación de que la sala Heineken cuando se llena es un verdadero coñazo
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