Sin intención de hacer crítica músical ni crónicas periodísticas, os iré contando cosas sobre los conciertos (y más) a los que voy. Mirando hacia atrás, me hubiera gustado tener esto desde hace muchos años para guardar algo de todos ellos. Espero que os guste
El Corona Capital tuvo muchas cosas buenas, una era que la app nos daba noticias sobre conciertos, y sorpresa, entre otros, resulta que Sigur Ros tocaba en Ciudad de México y no nos habíamos enterado. La otra buena noticia es que aún quedaban entradas, y qué entradas!
No conocíamos el Auditorio Nacional. ¡Qué impresionante! Un lugar enorme, para 10000 personas, y menudo sonido. Tuvimos la suerte de tener asientos en 4 fila, cerquísima del también enorme escenario.
Tan cerca que veíamos muy bien a los músicos que estaban en primera fila, pero teníamos que mirar la pantalla para apreciar toda la orquesta que acompañaba a Sigur Ros ayer (y hoy).
Nada menos que la Worldless Music Orchestra. Y por si fuera poco, durante la segunda parte del concierto apareció también el Ensamble Coral Cuicatl. Esperábamos un concierto espectacular de Sigur Ros, pero lo de ayer fue espectacular. Inolvidable.
Recuerdo dos conciertos en los que ví gente llorar. Radiohead en el Kursaal (Donosti) en el 2002, y los propios Sigur Ros es en DCode Festival en el 2012. Ayer fue el tercero.
Esta era la tercera vez que veíamos a Sigur Ros, la ya dicha del DCode, y también en el 2022 en el Wizink en Madrid. Conciertos muy diferentes.
El del DCode, a pesar de que fue en un festival, fue impresionante. Quizá más porque Sigur Ros no parecía encajar en un festival donde tocaban los Killers, dEUS...
Después el de Wizink fue un concierto muy cuidado, con una gran puesta en escena, y por supuesto, un sonido brutal.
Pero lo de ayer, es de otro nivel. Orquesta, coro, por supuesto Sigur Ros y un impresionante audiorio.
Lo de ayer fue una experiencia difícil de explicar, tan alucinante que estamos pensando comprar entradas para el concierto de hoy. Si podéis, no os lo perdáis!
Ultimo día de festival, y aunque ya íbamos muy tocados, con muchas ganas viendo el cartel para el día, con un par de bandas a las que no habíamos visto nunca y que estaban muy altas en la lista de grupos a los que queríamos ver y no habíamos visto.
Llegamos con tiempo para ver a James, una de esas bandas a las que no habíamos visto nunca. A James le he ido congiendo el gusto con el tiempo. Estuve a punto de irme a Lisboa a verles en el que supuestamente era su concierto de despedida. Los que ya tenemos una edad sabemos que ninguna banda se despide para siempre... bueno, casi ninguna.
El caso es que teníamos muchas ganas, y empezaron muy bien. Sonido espectacular, y algunas de sus canciones más conocidas.
Aunque pronto Tim nos avisó de que James cambia su setlist para cada concierto (bueno), y que querían que escucháramos temas nuevos cada día que les viéramos.
Desgraciadamente, después de unos temas brillantes, James se pasó a un buen número de canciones más intimistas, que no es que estén mal, sino que en mi humilde opinión, no encajan tanto en un festival. Además, algo que vimos con varios artistas durante el festival, Tim se empeñó en dar unas cuantas charlas TED, lo cual bajó el ritmo del concierto. En todo caso, espectacular banda, con espectacular sonido, aunque una pena que no tocaran Getting Away With It.
Una de las pocas pegas de este Corona Capital es que no dejaban tiempo entre bandas en los dos escenarios principales. Según acababa una, empezaba la otra. Y aunque no estaban demasiado lejos, tenías que irte un poco antes si quería ver el principio de la siguiente banda.
Eso hicimos, y con más razón para ir a ver a Weezer. Una banda a la que le tengo un cariño tremento y que no había visto nunca.
A pesar de no haberles visto nunca, me imaginaba lo que podía ser un concierto de Weezer. Y no defraudaron. Para mí, Weezer representa perfectamente la década de los 90, o más bien, la idealización de lo que pensamos que fue la década de los 90.
Unos tipos que no se toman a sí mismos muy en serio. Gente con sorna, y hablando de temas de una manera que hoy parecen tabú.
No sabía que con ellos ahora va Josh Freese (batería de NIN, la banda que echamos de menos en este festival). En todo caso, concierto sin artificios escénicos, virtuosismo musical, pero que comple perfectamente con lo que queremos los fans de weezer. Que toquen sus grandes temas, lo pasemos bien y que nos riamos con ellos y sus letras. Por cierto, tocaron Celebrity Skin de Hole.
Y de nuevo corriendo al otro escenario grande para ver una de nuestras bandas favoritas del festival, Deftones. Y más, después del espectacular concierto que les vimos hacía un par de años en Madrid.
Los Deftones es imposible que me decepcionen. Es una de mis bandas favoritas, con una discografía muy potente, y con unos conciertos con una energía infinita.
Pero tengo que decirlo, casi siempre suenan regular. Soy consciente de que el sonido durante el festival fue justito muchas veces, que el trabajo de ingeniero de sonido de los deftones debe de ser uno de los más difíciles por el ruido tan bestia que hace esta gente, pero el sonido de los Deftones el domingo fue regular tirando a malo. Además, el Chino Moreno ni intentó llegar a muchas de las notas altas de sus canciones.
El sonido era tan atronador cerca del escenario, que nos tuvimos que ir hacia atrás (todavía me pitan los oídos hoy), y durante mucha parte del concierto, era una bola en la que era difícil distinguir lo que estaba pasando en el escenario.
Esto era aún más sangrante cuando justo antes que ellos, en el mismo escenario, James había sonado espectacular. Pero lo dicho, imposible que los Deftones nos decepcionen.
Y de vuelta al escenario principal para ver el último concierto de la noche y del festival. Otra banda a la que no habíamos visto nunca, Linkin Park.
Tengo que decir que no soy fan de Linkin Park. Me gustan algunas canciones, he oído parte de su discografía, y tienen verdaderos himnos, pero también verdaderos truños. En todo caso, teniendo en cuenta su vuelta a los escenarios, y hasta el morbo por ver la nueva formación, pues teníamos bastantes ganas de verles.
Y no defraudaron. Gran concierto, de una banda que empieza una nueva etapa, y que con Emily Armstrong suena muy, pero que muy potente.
El concierto empezó muy arriba, con algunos de sus temas más conocidos. Aunque luego, para los que no somos fans, decayó un poco con esos temas con los que no he conectado nunca.
También decir que de todos los conciertos que vimos, este creo que sin duda es el que más público tuvo. Así que creo que hay Linkin Park para rato.
Segundo día del Corona Capital, y desde que se publicaron los horarios, un día en el que había muchas posibilidades de que nos quedáramos en casa.
Ya lo hablamos en su tiempo con el MadCool, los macrofestivales están a la búsqueda de nuevos públicos y llevan desde hace unos años programando artistas de estilos que serían muy difícil de ver en un festival hace unos años.
Algunos festivales optan por mezclar estilos durante los días, otros, como hizo el Corona Capital, los concentran en un día.
Así que el sábado era un día en el que teníamos pocos alicientes para ir, pero ya que teníamos el pase para todo el festival, y conseguimos echar una buena siesta, pues finalmente decidimos ir.
Cómo vimos a pocos artistas el sábado, y además casi ninguno de nuestro palo, esto será corto. Así que voy a aprovechar para contaros algunas cosas del festival, sobre todo para los que no vivís en México.
El festival se celebra en el circuiuto de fórmula 1, que es dónde se suelen hacer todos los grandes conciertos aquí. La diferencia al concierto de Oasis por ejemplo, es que se hace en la otra punta del circuito. Esto hace que haya que hacer una larga caminata para entrar o salir del festival. Más o menos unos 30 minutos hasta que estás en la calle.
Por primera vez en un festival, decicimos comprar pases que no son de entrada "general". En el Corona Capital hay tres niveles, y nos pareció que lo que ofrecía el segundo nivel era un buen valor por el extra precio (el último era ya exageradamente caro).
Y la verdad es que sí. El Plus daba acceso a una zona cerrada en los tres escenarios principales, todas ellas con baños propios (y muy limpios), bares de bebida y comida propios, y hasta una tienda de merchandising. Además de wifi, acceso particular, e incluso un servicio de transporte entre los dos escenarios principales. El tema de los baños (sobre todo para las chicas), la zona exclusiva de restauración, y la zona cerrada en los escenarios ya sólo vale la pena.
El Corona Capital es un festival gigantesco. Entre 80 y 90000 personas cada día en una extensión enorme. Comparándolo con el MadCool, este es mucho más grande en cuanto a personas, pero muchísimo más grande en cuanto extensión. Cierto es que nosotros estuvimos siempre en la zona acotada para Plus, pero a pesar de la enormidad, no daba sensación de agobio.
Los escenarios son también gigantestos, aunque el sonido creo que en muchos sitios era bastante justito. Buena selección de comida, precios europeos. En general, un festival muy bien organizado, muy limpio y cómodo (no recuerdo andar tanto desde algún BBKLive, y ni siquiera en el VFestival en Inglaterra).
Por último decir que en CDMX por la noche en Noviembre hace frío. Aunque por la tarde haga calor. Así que el que la zona Plus tuviera guardarropa nos ha ayudado mucho a gestionar las diferentes capas que hay que ponerse a lo largo de la tardenoche.
Bueno, pues al lío. Con mucho menos lío de tráfico, llegamos allí justo para ver a Aurora. Antes había todaco Mogwai, nos gustan mucho, pero ya les hemos visto en directo y el esfuerzo era grande para llegar tan pronto. Y después del sorprendentemente buen concierto de Maneskin en el MadCool, podría haber sido una opción ver a Damiano David, pero tampoco nos gusta tanto.
Así que, sin tampoco mucho interés por Aurora (aunque resulta que mis hijas conocían bastantes temas suyos), allí nos plantamos. Y el concierto, no empezó mal. Me gustó la primera canción. Pero luego aquello se convirtió en una mezcla entre Sigur Ros, Florence and the Machine, y las charlas TED, y prefiero los originales.
De allí nos fuímos a ver lo único que realmente nos interesaba del día, Alabama Shakes. Menos mal que fuímos el sábado porque si no nos hubiéramos perdido un concierto espectacular y seguramente de los mejores del concierto.
A los Alabama Shakes los habíamos rozado en algún festival, pero no habíamos visto nunca un concierto suyo, y eso a pesar de tener unos amigos que son muy fans, y a que yo los he estado escuchando más y más en los últimos años.
Fue nuestro primer y único concierto en uno de los escenarios pequeños, dónde el sonido era bastante mejor, lo cual le venía muy bien a una banda que suena tan bien los Alabama Shakes.
No voy a entrar mucho en los líos que han tenido, y en la expectativa que había por su vuelta a los escenarios, además de por escuchar nueva música. Eso ya lo tenéis en la prensa especializada, sólo decir que fue una verdadera alegría ver un concierto así sobre todo cuando estuvimos a punto de no ir.
Y bueno, como la cabeza de cartel empezaba en breve en el escenario principal que está bastante lejos de este, y el hype tan tremendo que había con Chappell Roan (también impulsado por nuestras hijas), pues nos fuímos antes de que acabaran los Alabama, no sin pasar por delante y escuchar unos minutos a los Vampire Weekend, banda que no me gusta mucho, y a los que no me pondré a escuchar después del rato que los escuché.
Y llegamos justo para empezar a ver a Chappell Roan. Lo hicimos desde un sitio que nos permitía comparar muy bien la cantidad de gente que hubo el día antes con Foo Fighters, y la verdad es que se notaba que había muchísima menos gente el sábado que el viernes, y como veríamos luego, el domingo.
Como decíamos antes entiendo que los programadores de festivales estén buscando público nuevo, pero viendo la gente que arrastra grandes bandas, y el público que arrastra este tipo de artistas, pues no sé si salen las cuentas. Por no pensar en que me temo que el grado de gasto en barras de unos y otros será bastante diferente. En todo caso, un reto importante para los festivales puesto que los que hemos ido (y mucho) a estos eventos, nos vamos haciendo cada vez más mayores (por no hablar de las bandas claro).
Dicho esto, Chapell Roan salió a un escenario convertido en un castillo gótico, vestida de vampira, y con una banda de todo chicas que participaron del show en todo momento.
Ni que decir que Chapelle Roan no es mi rollo, pero tengo que decir que al principio (refuerzo lo del principio), estuvo entretenido.
El problema es que hubo algo que no me terminaba de cuadrar. Por no hablar de que de repente aquello parecía más un concierto de glam rock de los 80 sin mucho sentido que otra cosa. Y es que eso que no cuadraba es que empezó a ser muy evidente que Chapelle Roan se acompaña (demasiado) de bases pregrabadas. Y aquello fue tan evidente que ya en un momento dado empecé a duda de que esa banda tan voluntariosa, también estuviera tocando... No tengo pruebas de ello, pero ver cómo tocaban la guitarra y el bajo mientras no paraban de saltar, tirarse al suelo y bailar como unas endemoniadas, me parecía un poco demasiado.
En todo caso, no soy el único que lo ha visto... aunque a priori, no me parece mal. No soy público objetivo de este tipo de música, y creo que la gente que va a ver a Chapelle Roan busca un tipo de espectáculo que sin duda lo da, y muy bueno. Eso sí, no es para mí.
Al poco de saber que nos veníamos a CDMX compramos las entradas para el festival Corona Capital. Hace ya muchos meses, pero el cartel prometía y mucho. No totalmente redondo, como vimos sobre todo el sábado, pero con algunas de las bandas favoritas de este blog.
Empezábamos el viernes con muchas ganas, casi tantas como para intentar llegar a ver a Waxahatchee que abrían el día... aunque al final cancelaron y fueron cambiados por whitney.
El siguiente objetivo era Jet, pero sabíamos que sería imposible. Casi 2 horas de tráfico para llegar, y luego descubrimos el lárguísimo paseo para entrar (30-40 minutos). Así que para cuando entramos, estaban 4 Non Blondes saliendo al escenario.
Las vimos de lejos. No somos muy fans, y queríamos familiarizarnos con los escenarios, barras, baños, etc, e ir cogiendo sitio para los Kaiser Chiefs.
Hubo un tiempo en el que no había festival en el que no estuvieran los Kaiser Chiefs. Sus primeros discos son divertidos, luego les he perdido un poco la pista.
En todo caso, el viernes hicieron lo que se esperaba, música festivalera para levantar al personal, aunque mucho más calmados de lo que eran.
Tocaron algunos de sus grandes temas, aunque incomprensiblemente se dejaron fuera el Everything is Average Nowadays.
De allí nos fuimos a ver a Garbage. Tengo que decir que sin muchas esperanzas. Grupo favorito nuestro a finales de los 90, que no vimos en directo en su momento, pero que les hemos visto un par de veces en otros festivales... y fueron siempre decepcionantes.
Así que no esperábamos mucho, pero qué buena sorpresa. Garbage sonó oscuro, denso, contundente, como sus dos grandísimos primeros discos. Incluso las canciones de sus últimos discos (esta es otra banda que he dejado de escuchar lo último que han sacado), sonaron muy bien.
De vuelta al escenario grande, ahora para escuchar a Franz Ferdinand. Otra de esas bandas que durante años ha sido obligatoria en festivales. He perdido la cuenta de veces que les hemos visto. Quizá 6 o 7 veces ya. Siempre buenos conciertos. Es interesante cómo han ido evolucionando, desde esa banda festivalera a una banda con un sonido más sobrio y cuidado. Claro, en el cambio, se nota que tocan un poco a desgana algunos de sus hits iniciales, ya lejos de su sonido actual. En el Corona también lo hicieron, se quitaron The Dark of the Matinée justo al principio, y otras como Take Me Out las tocaron en una versión supercorta.
Bueno, y llegaban los que para nosotros eran los cabeza de cartel del día (y seguramente del festival), Queens of the Stone Age. Con muchísimas ganas después del inolvidable concierto del Botánico de Madrid justo antes de que tuvieran que cancelar el resto de gira por los problemas de salud de Josh.
Lo que pasó por CDMX fue un verdadero tornado. Impresionantes los QOTSA. No sé si había un plus por ser el último concierto de la gira, pero la verdad, es que cada vez que les vemos de nuevo, están mejor.
La gran diferencia de los QOTSA frente a otras bandas de la época es que ellos siguen sacando buenos discos. In Times New Roman es un gran disco, y sus temas no desmerecen con sus grandes éxitos de los primeros discos.
Además, aunque siempre tuvieron algo de experimental, estos nuevos temas les permiten también jugar con los temas en directo. El viernes estuvo toda la banda sublime. Aunque por poner un pero, ¿no tocan Mexicola en México?
Y de ahí, vuelta al escenario principal. A estas alturas, ya andábamos un poco cansados. Garbage y QOTSA nos habían dejado tiesos. Y llegaba Foo Fighters.
Lo reconozco, no soy muy fan. Y lo he intentado varias veces, pero al final más allá de los hits, me resultan un poco repetitivos. Cierto es que les vimos en el MadCool del 2017 y fue impresionante, pero supongo que ya nos quedaban pocas energías para ellos.
Así que después de ver unos cuatro o cinco temas (hay que reconocer que Grohl lo estaba dando todo), decidimos empezar el largo camino a casa.